Estrés, emociones y vida social
Los seres humanos desarrollamos importantes relaciones de apego con las personas más significativas de nuestro entorno, especialmente las personas que nos cuidan. La teoría del apego conceptualiza la propensión humana para crear vínculos afectivos que sirven para dar un sentido de seguridad emocional y regular el bienestar y el sufrimiento durante toda la vida.
En este sentido la familia suele ser un apoyo social básico, no sólo en la infancia, sino a lo largo de toda la vida. A su vez, nuestro bienestar está ligado con frecuencia al bienestar familiar, mientras que las grandes pérdidas las sufrimos con la muerte de nuestros seres queridos.
Más allá de la familia, los niños y especialmente las niñas desde muy pequeños tienden a mostrar conducta altruista de ayuda otros, así como a cooperar con los demás incluso cuando no hay reciprocidad. Parece que existe una tendencia temprana en este sentido y que posteriormente son las experiencias negativas del aprendizaje social las que nos enseñan que a ser menos cooperativos con las personas que no lo son y no nos ofrecen su apoyo.
El apoyo social es un excelente recurso para adaptarse mejor al medio, pues está asociado a niveles más altos de salud y bienestar.
A las personas que sufren estrés y emociones negativas el apoyo social les suele ayudar a superar el estrés, la tristeza y la depresión. Mientras que tener un bajo apoyo social es un factor de riesgo para sufrir las consecuencias negativas del estrés, de las adversidades, aumentando la probabilidad para desarrollar desórdenes emocionales, especialmente la depresión.
El enamoramiento y las relaciones sexuales nos vinculan con una persona que antes era un extraño en nuestra vida, pero luego pasa a ser una persona esencial para nuestro bienestar. Esta nueva relación de apego va a estar asociada en el futuro de una manera importante a los cambios cognitivos, emocionales y del comportamiento que experimenten los dos miembros de la pareja. Nuestra pareja puede ser nuestro apoyo social más fuerte, que nos ayuda a adaptarnos mejor, a obtener niveles más altos de bienestar y una mayor esperanza de vida; aunque también puede ser una fuente esencial de estrés y problemas, si la relación falla.
Pero no sólo necesitamos el apoyo social de la familia nuclear o de la pareja, sino que somos seres sociales que necesitamos amigos íntimos, con los que compartir nuestras alegrías y tristezas más personales, así como otros amigos para compartir distintas actividades sociales, de ocio, deportivas; e incluso compañeros de trabajo con los que llevarnos bien, tener una comunicación fluida, con los que cooperamos para conseguir una mejor adaptación y aumentar las probabilidades de conseguir los objetivos conjuntos.
Aunque la principal fuente de apoyo social está en la familia que hemos nacido y más tarde en la pareja y la familia que fundamos, cuando tenemos una buena red social, estamos también más protegidos contra las adversidades y contra la depresión. Por el contrario, una persona que se encierra, no sale de casa, dejar de trabajar, deja de tener actividad social, lo normal es que se deprima, aunque tenga sus necesidades básicas y afectivas cubiertas.
Por lo tanto, si queremos promocionar la salud y el bienestar, un factor que a veces hay que trabajar, si no funciona correctamente, es la regeneración de la red social, fomentando distintas actividades e iniciativas de carácter social. Por ejemplo, volver a contactar con personas que hace tiempo no hablamos, participar en actividades sociales y formativas a las que podamos tener acceso, e incluso utilizando con prudencia las redes sociales de las personas de nuestro entorno.
Si pensamos que nuestras habilidades sociales no nos facilitan este tipo de actividades, sino que nos ponen trabas, entonces será necesario leer y trabajar el apartado de habilidades sociales de esta Web.
Si comienza a poner en práctica algunas de las ideas para mejorar sus habilidades sociales y para incrementar su actividad social, poco a poco, comenzará a obtener respuesta por parte de los demás, lo que supondrá un premio, un refuerzo que le animará a continuar, aumentando la probabilidad de repetir e incrementar lo que ya está haciendo, lo que haré que aumente su apoyo social y su bienestar.
Algunos libros de autoayuda pueden serle útiles para este propósito. Se considera que Dale Carnegie, un empresario de Misuri, que publicó en 1936 un libro que sigue teniendo plena actualidad “Cómo ganar amigos e influir a las personas”, sentó las bases de un subgénero literario que arrasaría a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI: los libros de crecimiento personal o autoayuda, cuyo principal objetivo es proporcionar al lector una serie de principios con los que mejorar en la vida personal o en otras áreas de su vida (laboral, empresarial, etc.).
Véanse las Guías de Autoayuda
- Aprenda a relacionarse mejor con los demás
- Aprenda a organizar sus actividades
- Mejore su estado de ánimo con la actividad física
- ¿Cómo puedo mejorar mi ánimo con la actividad física?
- ¿Qué puedo hacer para ayudarme si tengo depresión?
- ¿Cómo puedo ayudar a un amigo/a o a un familiar con Depresión?
- Aprenda a controlar los pensamientos negativos
- Mejore su autoestima