Estrés y emociones positivas
El estrés no sólo produce emociones negativas, especialmente ansiedad, sino que también produce emociones positivas, como la alegría o la euforia, tras alcanzar un éxito, o un buen estado de ánimo cuando esperamos conseguir el objetivo por el que luchamos.
Cuando el estrés produce emociones negativas como la ansiedad, no siempre resulta realmente desagradable experimentar activación y ansiedad, pues por el contrario muchas personas, especialmente jóvenes, buscan activar sensaciones de activación fisiológica, que las viven como agradables. Por ejemplo, en los videojuegos o en el deporte de competición.
Por otro lado, estrés y ansiedad actúan sobre nuestros procesos cognitivos, dinamizándolos. El efecto activador puede ser positivo o negativo, dependiendo de la cantidad de estrés. En una primera etapa (con niveles moderados) el estrés produce una mejora del rendimiento, lo que también genera satisfacción y emociones positivas. La preocupación inicial nos pone en marcha, y como la ansiedad está estrechamente relacionada con la atención, inicialmente la ansiedad nos pone en alerta, tenemos más capacidad para relacionar conceptos, aumenta la velocidad de procesamiento, pensamos más deprisa, anticipamos resultados (que podemos intentar corregir), etc. Análogamente, la activación fisiológica nos dota de más recursos y nuestra conducta se vuelve más ágil, más rápida.
Por lo tanto, el estrés puede generar emociones positivas al mismo tiempo que activación e incluso que ansiedad. Los individuos que están comprometidos con su trabajo tienen más interés y experimentan más emociones positivas, especialmente si perciben que su esfuerzo tiene un reconocimiento. El orgullo y la satisfacción laboral surgen cuando conseguimos una meta importante (en nuestro trabajo) que nos ha costado tiempo, esfuerzo, sacrificio, superación, etc., hasta alcanzarla.
La satisfacción laboral no es incompatible con el estrés en el trabajo. Por ejemplo, tras la crisis económica que se inició en el año 2008, en el mercado laboral europeo ha habido dos tendencias aparentemente contradictorias: aumento del estrés laboral y aumento de la satisfacción en el trabajo.
Las emociones positivas nos ayudan a motivarnos para enfrentarnos con la actividad laboral, académica, familiar o de cualquier otro tipo (generando expectativas positivas, esperanza), nos permiten ser más creativos en la búsqueda de soluciones nuevas (pues nos transmiten buen humor, confianza, seguridad, autoeficacia), nos auxilian para llevar mejor la carga del trabajo cuando estamos en pleno esfuerzo (pues facilitan la anticipación del refuerzo, la activación del sistema de recompensas, el humor positivo y una experiencia emocional agradable) y nos sirven de premio o refuerzo tras la realización del esfuerzo (experimentando alegría, euforia, orgullo y placer).
Las emociones positivas nos ayudan a sentirnos mejor, levantar el estado de ánimo, mejorar la comunicación con los demás, generar un mejor clima, así como a obtener mayor y mejor apoyo social, entre otros beneficios, todo ello esencial para afrontar mejor el estrés y la adaptación al medio. Véase el vídeo “Emociones Positivas” de la UNED. Enrique G. Fernández-Abascal